Demócratas de toda la vida

JOSE MARÍA MARTÍNEZ DE HARO

21·07·2016

ESTAS ELECCIONES PASADAS nos dejan unas observaciones muy útiles para conocer el pelaje (el auténtico) de algunos "demócratas de toda la vida", de éstos que se permiten aleccionar al resto de los mortales y que repentinamente han traspasado la línea de la ficción y ahora muestran un perfil de agresivo talante, tal que apóstoles del totalitarismo cavernario. 

De aquellas putrefactas aguas zapateriles nos quedan estos lodos. De no haber sido por aquel anoréxico intelectual hoy no habríamos escuchado las sandeces de un exgeneral de mucho fuste atrincherado en la política porque lo suyo han sido las trincheras, jamás el combate. Esto lo demostró la imagen de aquella lancha de piratas somalíes escapando impunemente de nuestra marina de guerra porque ese general entendió que el combate está para los video juegos, no para los infantes de marina españoles. Nuestra marina de guerra quedó como quedó por decisión personal de un general que jamás ha mostrado nada conocido en relación al valor militar. Así que en este caso, ese valor que se supone quedó ausente en un escenario de interés internacional. ¿Y qué hace en estos momentos ese mismo exgeneral? ¿A qué dedica el tiempo libre? ¿En qué lugar se enamoró de Almería? Pues ha sido número uno de una candidatura en las elecciones generales, y ¡oh crueldad de las urnas!, ¡qué terrible injusticia!, el exgeneral no ha sido elegido Diputado. Ya van dos fracasos: primero en Zaragoza, ahora en Almería, en ambas plazas como cunero. Y se preguntan los avispados ciudadanos almerienses ¿por qué se refugia en plazas ajenas? ¿Por qué no se presenta por su Galicia natal? Allí debe ser respetado y querido, tendría más facilidades para que sus paisanos le votaran. Pues no, de paracaidista en Zaragoza y en Almería. Dos batacazos. Pero esto de mandar parece que no encaja con la derrota, en este caso política. Para el exgeneral no resulta creíble que los votantes almerienses no hayan confiado en él. Y por consiguiente ha elaborado algunas teorías que tratan de justificar por qué ha sido derrotado en las urnas. Una de ellas es que no le han votado porque "la mitad de los electores no quieren cambios, no creen en la ética". Se supone que debieran querer cambios, por ejemplo, votándole a él en lugar de a los candidatos del PP y PSOE; eso sería un gran cambio. ¿Qué concepto tendrá el derrotado exgeneral de la ética? Algo habrá que explicarle. La ética es la ciencia del comportamiento moral. Una declaración ética es, asimismo, una declaración moral que elabora afirmaciones y define lo bueno y lo malo, lo obligatorio y lo permitido. Es decir, éstos que él dice que no le han votado porque carecen de ética, carecen asimismo de moral. Conclusión, sólo serían ciudadanos éticos y morales votándole a él y su formación política. Una observación tremendamente democrática. Habría que saber si el ex general ha leído a Aristóteles, a Baruch Spinoza, a Nietsche o a Santo Tomás, maestros de la ética. Para seguirle en esta peculiar corriente filosófica, los militantes y políticos de esta formación que acoge al exgeneral se han lanzado a teorizar sobre las causas de la derrota electoral. Algunas muestras son de antología, las cito textualmente: "¿Cuándo se morirán los viejos que votan al PP?”. Otro, "No sé qué os sorprende, España es un país de viejos". Otra: "Hay que eliminar las pensiones a ver si los viejos la van cascando y por fin el PP deja de robar". Y en las redes sociales, un aluvión de mensajes afirmando que "España es un país de mierda" donde sólo hay "viejos e incultos" a los que "hay que matar" porque son unos "pueblerinos de mierda". "España está llena de enfermos mentales", "matad a vuestros abuelos", como si el voto no fuera secreto. Y para guinda la vicepresidenta de la Comunidad valenciana, Mónica Oltra: "Me avergüenzo de los 917.398 valencianos que han votando al PP". Olé demócratas, cómo se nota la escuela de la excelencia democrática donde se amamantaron estos jóvenes revolucionarios populistas, excepto el exgeneral que se formó en las academias militares del franquismo. Se observa en estas declaraciones el profundo respeto a la voluntad libre de los españoles y una incuestionable voluntad democrática de aceptar el veredicto de la mayoría que les ha enviado a sus labores. 

Afortunadamente, como apuntaba en mi artículo anterior, de todo esto nos hemos librado por las urnas. De este totalitarismo incapaz de afrontar la derrota electoral en un país libre y democrático. Efectivamente, siguen las pautas bolivarianas que ahora en Venezuela pretende, por decisión personal de Nicolás Maduro, inhabilitar nada menos que a la Asamblea Nacional de Venezuela elegida democráticamente en unas elecciones recientes. Aquí, en España, de haber ganado las elecciones, tal vez hubieran practicado esa saña que manifiestan contra los que llaman "viejos" por la razón elemental que ellos creen que no les votan y prefieren al PP. Asimismo en relación a los que "no son éticos", ¿por qué no extender su crítica a los que llevan pantalones azules o corbata, o a los que se peinan con gomina o huelen a lavanda? La lista de exclusiones sociales sería inmensa por esa capacidad de arrogarse ellos una infinita potestad para calificar convenientemente a los españoles, según su afinidad ideológica. La división es perfecta, los que les votan, y los que no les votan, aunque esto sea una simple intuición. 

Ya digo, el exgeneral y sus nuevos camaradas, demócratas de toda la vida. ¡Qué barbaridad!